¿Tu sabes esa gente que dan todo lo que tienen?, ¿esa gente que simplemente disfruta de tu compañía?, ¿esa gente que no necesita nada a cambio?, ¿esa gente para la que lo importante es el tiempo?, ¿te estás preguntando que si existen?, a esta última puedo contestar sin dudarlo un minuto, Sí rotundamente Sí.
Cuando estas lejos de casa intentas que los cambios sean los mínimos posibles y por eso yo he mantenido mi costumbre de hacer deporte casi todos los días, bien salir a correr o bien montar en bicicleta, sin embargo, se me hacía duro pensar que iba a estar mucho tiempo «sin tocar una moto», mil «Castillos en el Aire» había hecho y fue solo gracias a la diosa fortuna por la que conocí a mi amigo Matt, verdadero protagonista de la historia de hoy.
El no me conocía de nada pero lo único que tuvo que ver fue mi camiseta para saber que yo era motero o me gustaban las motos, y su primera frase fue «mi pasión son las motos, mi pasión es el Dakar».
Enseguida comenzamos a hablar de motos y de viajes y parecía que nos conocíamos de toda la vida, Matt me decía que todos los moteros somos amigos, somos un grupo, y que razón tiene, estés donde estés y hables la lengua que hables, porque Matt es irlandés de pura cepa.
De esta forma, me propuso quedar el domingo para hacer una salida en moto y mi respuesta os podeis imaginar, pero si no tengo Nada. No hay problema, no te preocupes yo tengo dos motos y te podré organizar todo lo que necesites, y así fué. Ese domingo me recogió en la puerta de mi casa, me llevó a la suya, había preparado el kit completo, también cargado dos motos en su carro, les había puesto gasolina y condujo durante 45 minutos hasta un lugar paradisiaco, estabamos en Inch Beach, un lugar al sureste de Irlanda.
Me estuvo contando que este sitio era perfecto para entrenar para ir a Marruecos y que él se había hecho un circuito dentro de la arena de aproximadamente 10 kilómetros en el que había un poco de todo, curvas, subidas, bajadas, algo de hierba y dunas, muchas dunas!!!
Estuvimos toda la mañana en la arena, como niños en la playa jugando a hacer castillos, hasta que las fuerzas nos abandonaron. La sensación no la puedo dejar por escrito, pero si la satisfacción de saber que ese domingo, Matt y yo eramos los dos tíos más felices sobre la faz de la tierra, yo estaba montando en moto en Irlanda y el tenía alguien con quien compartir su gran afición.
Por eso este post está dedicado a mi amigo Matt con todo el cariño, de motero a motero, y sabiendo que proximante tendremos nuevas experiencias.
Recuerda Life Is Good y ConDosRuedas más.
By Carlitos | Ride Blogger